En un maizal al norte de Iowa, hace falta mucho sol para tanto campo. |
(Nota previa: si quieres saber de qué va esto, lo explico más o menos aquí y las normas aquí)
Chicago (Illinois)-Winterset (Iowa)-Clear Lake (Iowa): 845 kilómetros.
Americanity ha estado en el retrovisor todas las rutas. Aquí, en la puerta del hotel de Chicago, al partir esta mañana. |
Y aquí os dejo la prueba de en qué milla del coche he arrancado... Americanity es testigo, además.
El puente cubierto de Hogbak, en Winterset (Iowa), pueblo que ya visité en la primera ruta, en 2013. Eastwood rodó escenas en casi todos, sobre todo, en el de Roseman (hablaré de él más abajo). |
Un libro: 'El año del pensamiento mágico', de Joan Didion. En el día que visito los puentes cubiertos de Madison, una historia de amor de verdad, de ese que no te das cuenta de lo que te importa el otro hasta que lo pierdes. Es un libro esencial sobre la pérdida y, sí, sobre el amor dañado que nos deja la muerte.
Una película/serie: 'Misión de audaces', de John Ford. Winterset tiene sus puentes y un hijo natal de relumbrón en John Wayne. Ya sé que esta no es de las mejores películas, pero crecí viéndola en bucle una y otra vez... y hay mucho de esta peli en 'Una aventura pop'. Y no solo por los dos caballeros y la dama.
Dos artísticas damas, con Chicago de fondo. |
Una comida: La Santa Fe Frittata, de Yolk, en Chicago. Como si no bastara con el revuelto de huevos, bacon, queso, jalapeños, cebolla y pimiento, le añaden dos tortitas (yo creí que era una de compromiso). La tortita, de arándanos, granola y plátano, estupenda.
Un dato/hecho: Siempre que se habla del 3 de febrero de 1959 y el avión en el que murió Buddy Holly, se recuerda de inmediato a Ritchie Valens y su mala suerte. Acaso alguien nombre a Big Bopper, el tercer músico que se mató en un maizal de Iowa. Casi nadie se acuerda de Roger Peterson, el piloto.
Una imagen: Amanecer de 5 de julio, resaca de 4 de julio.
Un descubrimiento: Un pueblo llamado Story City, en el Story County. Al norte de Iowa.
Un error: El desayuno fue demasiado. Con las tortitas iba que chutaba. Al menos, me consuela pensar que los mosquitos que me acribillaron al atardecer en el campo donde se estrelló la avioneta de Holly habrán muerto de una sobredosis de azúcar.
Una historia: Mom. Solo Mom. O Mamá. Mom ha visitado el puente cubierto de Roseman, el más famoso de todos, hasta en quince ocasiones en los últimos dos años. Cada vez que va, añade un corazón y una plegaria, una fecha y un desgarrador mensaje de soledad. Y ella, que solo firma como Mom, vuelve a escribir los cinco nombres de sus niños. De sus niños muertos. El último, al que solo llama 'el pequeño' Gleason (que es el apellido de todos) murió en medio de ese peregrinaje, el 30 de junio de 2017. Una semana más tarde, Mom, volvía y ya añadía al benjamín a su constelación creciente de corazones.
Me he limitado a contar lo que sé de Mom y sus niños. Spike, Buddy, Hannah y Fifi. Daría por seguro que Spike y las dos niñas son descendencia (y murieron adolescentes los tres). Del pequeño, el hecho de que no lo nombre y solo ponga la fecha de su muerte (no de nacimiento) puede llevar a pensar en un aborto. Tampoco tengo claro que Buddy, por haber sido añadido a posteriori, sea el marido o un suegro o un cuñado. Pero eso ya es elucubrar demasiado y esta historia quería que fuera cierta en honor a Mom.
En su honor, ya no puedo decir mucho más. Acaso que Mom es muy religiosa y que está obsesionada con visitar cada dos meses o así el puente Roseman. Eso es irrefutable porque está escrito. Lo demás son conjeturas.
Su puzle de tristezas es una nota discordante en una orgía de corazoncitos amorosos en el interior de un puente que para muchos simboliza el amor a cuenta de la película de Eastwood y Streep (para despistados: 'Los puentes de Madison'). Una película trampa.
Como una trampa es encerrar tu amor en un corazón pintado en una madera que se cuartea y que de vez en cuando vienen y la pintan. Porque hay declaraciones que se han perdido, como recuerdo muy bien una que reproducía el verso de Neruda de "es tan corto el amor y tan largo el olvido". Estaba en una barandilla exterior del puente Roseman en 2013.
Ya no: solo hay blanco.
Resisten, sin embargo, otros muchos enlaces de finales de los noventa. Gente que hasta se ha casado entre estas tablas. Y aquí es donde viene mi cinismo a cuestionar si esas letras es ya lo único que queda del amor de Ringo y Betsy o de otras miles de parejas que se besaron bajo el techo absurdo de un puente y les dio por proclamarlo al mundo, y de paso, deteriorar un lugar público.
Seguramente, el olvido, que es largo y rencoroso y solo el nombre eufemístico de la muerte, cumplió bien su trabajo con muchos de ellos.
Algunos habrá que aún se quieran.
Luego está Mom.
Mom no olvida.
Hasta ya ser olvido ella misma.
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