viernes, 6 de julio de 2018

Hoja 3: A la manera de Dylan


En Duluth, tan al norte de Minnesota que roza con Canadá, nació Bob Dylan. Pero no venden ni una pegatina de él. Y el par de carteles señalizando una ruta un poco cutre tienen apenas un par de años.

(Nota previa: si quieres saber de qué va esto, lo explico más o menos aquí y las normas aquí)

Clear Lake (Iowa)-Bemidji (Minnesota), pasando por Saint Paul (MN), Superior (Wisconsin) y Duluth (MN): 715 kilómetros.


La casa donde nació Fitzgerald en Saint Paul se acaba de vender. Por si os interesaba.

A esta otra se mudó Fitzgerald, que no dejaba de ser un señorito de provincias con ínfulas de diva en Nueva York, en una zona más pija de Saint Paul. 

Un libro: 'Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra', de John Irving. Exacto, estoy en Minnesota, el hogar de F. Scott Fitzgerald. Pero una concatenación de ideas (y no solo por Tobey Maguire) me ha llevado de la pomposidad e impostura del local al goce de una novela total como la de Irving.
En Duluth, una chica denunció haber sido violada y la policía detuvo directamente a tres negros de un circo que actuaba esa noche allí. Ya en el calabozo, una multitud de un millar de personas los sacó de allí, les dieron una paliza y los colgaron de una farola. Con mucha cita bonita sobre verdad y justicia, la misma ciudad que los mató aún les recuerda.
Una película/serie: 'Grupo Salvaje'. Otra de de ideas encadenadas. Érase un Bob Dylan pésimo actor en la por lo general fallida y pretenciosa 'Pat Garret y Billy the Kid' (salvo en el momento en que suena 'Knockin on heaven's door'), de Sam Peckinpah. Pues todo lo excelso del director está en 'Grupo Salvaje'. 


En una empinada colina, la casa donde nació Dylan apenas luce una plaquita. Será que Duluth es la ciudad del mundo con más Premios Nobel.

Una canción: 'Things have changed', de Bob Dylan. Tenía que ser una de Bob Dylan. Podrían ser 200 (y no exagero). Pero esta es como una segunda parte sombría y realista de aquel himno de décadas antes en el que cantaba que las cosas iban a cambiar. Y cambiaron. Pero no como uno se esperaba a los 18








Una comida/bebida: Pertenece a una pequeña casa de Minnesota, la Revelation. Sabe a café y chocolate, pero también, y sobre todo porque de eso se trata, a cerveza. 


La serie 'Fargo' dedica su primera temporada a unos crímenes perpetrados en Bemidji (MN).


Los alrededores desolados de Bemidji son tan Coen.

Un dato/hecho: La primera temporada de 'Fargo', la serie, se desarrolla en Bemidji, al norte de Minnesota. Pero ni una sola escena se rodó allí (todo se filmó en Calgary, Canadá). Como buena ficción, su verdad no está en el respeto a la realidad física o geográfica. De esa tenemos de sobra con los mapas. 




Una imagen: 'M' de mito en un amanecer junto a la interestatal.





Un descubrimiento: El Estado de Mississippi y Minnesota están separados por casi 2.000 kilómetros. Solo comparten el río. O no: también cierto carácter en su paisaje.En plena autopista, me sueltas en Minnesota sin saberlo y me preguntas dónde estoy y contesto que Mississippi. El río es mucho río.


En Bemidji se sienten muy orgullosos de su leñador Paul y su toro Babe, ambas esculturas creadas para una feria del gremio en los años 30 y que perduran casi un siglo después como símbolos muy pop (eso hay que reconocerlo) de la comarca.

Un error: El ritmo del viaje y la responsabilidad que conlleva me impiden hacer cosas como quedarme esta tarde en la Bemidji Brewing probando una por una sus quince variedades de cervezas caseras.


En este local, el Armory de Duluth, en una noche de finales de enero de 1959, un adolescente Bob Dylan se quedó enamorado de la música de Buddy Holly, quien moriría tres días despues.

Una historia: Anoche me visitó en sueños el fantasma de Buddy Holly. 
Solo él, que Ritchie Valens andaba de gira onírica, empeñado en demostrar a las nuevas generaciones hispanas que la verdadera música latina era su 'Bamba' y no tanto perreo. 
-Hola, soy Buddy. 
-Ya te veo. 
-He venido a contarte una cosa. 
-Pues eso está muy bien porque no tenía clara la historia de hoy. 
-Todo pasa por alguna razón.
-Eso se lo has quitado a Paulo Coelho.
Manifiestamente enfadado, Buddy se ajusta el puente de las gafas antes de decir: 
-Te equivocas. Paulo Coelho no ha inventado ninguna chorrada nueva. Todo estaba en las canciones de rock de los 40 y 50. Todo. Lo malo y lo bueno.
-Si tú lo dices. 
-No me toques los cojones que puedo tener cara de pajillero de instituto, pero soy de Texas.
-Vale, habla: que nos quedamos sin líneas. 
-¿Sabias que justo tres noches antes de matarme conocí a Bob Dylan? O, mejor dicho, él fue a un concierto de nuestra banda (los mismos que nos quedamos a vivir para siempre entre el maíz de Iowa) en Duluth. Y la historia de la música cambió en ese momento. De la música y de las artes. 
-Ajá. 
-No me irás a negar que Dylan es el mejor autor de música popular del último siglo. 
-Lo que no veo es que sea gracias a ti. 
-No, yo no hice nada más que morirme. Lo que quiero decir es que mira a Dylan y mira a Fiztgerald, el otro gran creador universal de Minnesota. 
-Me he perdido. 
-A Dylan solo le importa su música, sus letras y sus acordes. Sale a cantar en un concierto y no levanta la mirada del teclado. Va allí a tocar, no a ser vanagloriado. Le importa lo que hace, ama lo que hace, respeta lo que hace. 
-¿Y qué tiene que ver con Fitzgerald?
-Fitzgerald era un paleto de provincias en la gran ciudad. Un tipo con un don sublime pero al que no le importaba la literatura salvo como vehículo para su ego y alcanzar la fama y bebérsela y drogarse y tirarse a lo primero que se moviera. Era el Cristiano Ronaldo de la generación perdida. 
-Pero fue bueno. Lo es. Sí, es un poco pedante y recargado, pero es genial.
-No me has entendido. Luego me acusas de ser como Paulo Coelho y decir obviedades. Pero se trata de cómo lo haces y por qué y puede que por quién (mientras no sea por ti mismo). El para qué es un callejón sin salida.   

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