miércoles, 22 de julio de 2015

Todos los días: La marcha



"Luego, de vuelta a la carretera, las sombras empezaron a alargarse mientras la tarde se agotaba. El verde de la tierra crecía más suave y, la carretera, en un suave descenso, se fundía en un valle...

Así es como comienza el último párrafo de The March (La gran marcha, en España), la novela de 2005 escrita por E.L. Doctorow, fallecido ayer. Por encima de los más mediáticos Phillip Roth o John Updike, para mí, Doctorow era el mejor de su generación. Quizá os suene de algo Billy Bathgate o Ragtime, por aquello de las películas. Yo me quedo, personalmente, con su primera novela, el western Welcome to Hard Times (uno de los mejores títulos que recuerdo, donde Hard Times es el nombre de un pueblo y que en España, en su última traducción, se tituló Cómo todo acabó y volvió a comenzar) y esta The March, en la que cuenta la expedición que el general yanqui Sherman lideró en los semanas finales de la Guerra Civil de vuelta al este y a través de Georgia y las dos Carolinas, arrasando con todo: granjas, cosechas, ciudades, para evitar que los confederados tuvieran la mínima oportunidad de recuperarse. Pero no sólo fue una marcha de castigo, ya que en su camino al este se fueron uniendo esclavos liberados, gente común a las que dejaban sin nada de lo que vivir e incluso aristócratas sureños que huían del hambre que empezaba a extenderse tras la contienda. 


Portada de la prensa nacional cuando Carolina del Sur decidió retirar la bandera confederada de ligares públicos.

Los yanquis (como muy bien nos advertía Lo que el viento se llevó) no fueron precisamente unos caballeros durante y después de la guerra. Por eso, la polémica de las banderas confederadas (a raíz de los asesinatos raciales de Carolina) es algo bastante delicado en el Sur (es un símbolo racista, desde luego, pero es mucho más y para muchos es un icono de pertenencia frente al relato estándar del Norte...) no es tan sencilla y reducirla a un debate periodístico de tertulianos (como con todo) es una temeridad.   

En fin, empiezo con esta otra larga marcha para repasar los mejores momentos de esta Ruta Pop 3. Son 9 y no diez porque sí, porque he querido dejarlo en 9:



9) Lo que bien acaba: pues eso, ahora que todo terminó y lo hizo de la mejor manera posible, pues uno puede mirar con cierta sonrisa cómo las cosas no empezaron tan bien. El mismo primer día, al aparcar frente al hotel de Lafayette, le arreé un viaje al guardabarros trasero y lo rompí (la foto es del coche antes de salir del local de alquiler en Nueva Orleans). Más allá de lo que pudiera costarme la gracia (me llevé toda la ruta recalculando gastos), mi preocupación radicó en cómo hacer 4.000 millas con un guardabarros descolgado. Lo ajusté a golpes y aguantó, pese a que los primeros días miraba continuamente tras cada bache o golpe de viento. Luego, al devolver el coche, resulta que toda mi preocupación (al menos, la monetaria) fue en vano: este tipo de golpes lo cubre el seguro.  




8) Barras de bar: fue hacer esta foto y el recuerdo de la tarde se difumina. Quizá el cielo me estaba avisando (recuerdo lo suficiente como para saber que no entré en el club del cartel), pero seguí adelante. La resaca del día siguiente la recuerdo muy bien, pero pasé un buen rato de un lado para el otro probando cócteles de todo tipo de alcohol (ay, mezclar a estas edades) en la ciudad de los cócteles.




7) La ley de la frontera: De los controles allá en las cercanías del Río Grande, a la sensación opresiva que Ciudad Juárez cierne sobre El Paso, pasando por los fuertes que protegían, en el borde de la nada, las comunicaciones de la incipiente Estados Unidos. La frontera entre mundos enfrentados (o en los que la gente se empeña en enfrentar), siempre presente.  




6) El legado pop de Breaking Bad: Seguirle la pista a Walter White y sus fechorías, alcanzar To'hajiilee. 




5) Las carreteras: largas y desiertas. Como deben ser en una buena ruta pop.




4) La Batalla: así, en mayúsculas, la Batalla de Nueva Orleans de 1815 porque será (o es, porque está escrita) en la segunda parte de Una aventura pop.




3) El mal: sin más razones, señor Capote.




2) La resistencia: de un barrio condenado a la muerte por la imprudencia y la incompetencia, el Lower 9th Ward. Vivido todo en bicicleta y hablando con sus protagonistas. El dolor no se va.






1) En blanco: que es como te dejan las White Sands de Nuevo México. En blanco de palabras para describirlas y en blanco para pensar.



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