A estas alturas de diciembre, es normal estar cansados de
listas de lo mejor del año en el mundo seriéfilo. Por eso, más que una sesuda
selección voy a planteármelo como si esto fuera una fiesta y tocase repartir
estereotipos a diestro y siniestro. Por lo tanto, también hay reparto de
sopapos. Es decir, malas y decepciones.
Pese a la obviedad que debería suponer, esta lista se basa
en gustos personales.
La mejor: American Crime Story. The People Vs. OJ Simpson. Y no aguanto a Ryan Murphy.
Y John Travolta resucitó pero remurió en la misma película, Pulp Fiction. Y me
da un poco igual la historia de OJ Simpson. Y otra serie de abogados qué nos va
a aportar. Pero es la mejor serie del año, con las mejores interpretaciones
(Sarah Paulson en ellas y Courtney B Vance y Sterling K Brown en ellos) y hasta
nos enseña a los no americanos por qué las Kardashian son famosas. Como reflexión
sobre la estulticia jurídico periodística y la estupidez humana en general
(incluso antes de la irrupción de las redes sociales) no tiene precio. Este es el mundo que tenemos.
La second best: Stranger Things. Quizá
incluso debería ser la mejor. Sin embargo, cuando algo se universaliza y se
extiende a niveles masivos como esta serie, se tiende a reducir su valor sólo
por postureo. Yo disfruté como cuando tenía esa edad a la que nos apela
descaradamente. Lo que es mucho.
La otra second best: Better call Saul. Es como Stranger
Thins: apela a nuestra nostalgia (en este caso respecto a Breaking Bad) y al
mismo tiempo nos descubre un nuevo mundo maravilloso. Puede que sea porque se
mueve en los parámetros de obrar el mismo milagro (homenaje y reinvención
inteligente) que, por ejemplo, Fargo. En cualquier caso, creo que soy injusto poniéndola en
una especie de tercer escalón. Es posible que sea mejor que OJ Simpson… pero
nos quede más lejos.
La que no falla: The Americans. Otra temporada más (y van
cuatro) que supera a la anterior cuando la anterior ya había estado en las
listas de los mejores y así hasta la primera. No os voy a contar de qué va
porque sería perder el tiempo que deberíais usar en verla. Leed esto, por ejemplo, donde hablan de ella como se merece.
El vértigo del segundo año (batacazos sonados): Mr. Robot y
Unreal. Pasó con True Detective y este año le ha explotado en las narices a dos
de las destacadas de 2015. La fórmula fresca del debutante se amarga (o se
repite sin gracia o sin control) en su segunda intentona. Especialmente, lo de
Mr. Robot es un insulto a la inteligencia y un puñetazo a la paciencia.
La del bonito envoltorio (parece mejor de lo que es): Black
Mirror. Atrozmente desigual. Es cierto que nunca aburre del todo (un poco sí en
muchas ocasiones). No obstante, deja capítulos sueltos que si fueran juzgados sólo
como entes independientes ocuparían primeras plazas indiscutibles. Este año,claro, hablamos de ‘San Junipero’.
La que se va (nos ponemos las gafas de entendido) y aún
sigue sin conocerse (ni reconocerse): Rectify. Cuando escribo esto le queda un
capítulo a otra de las mejores series de los últimos años. No creo que defraude
su despedida porque no está en sus genes (aunque la música incidental me ponga
de los nervios en esta temporada final). Para los que se han puesto el sombrerito
de sociólogos expertos en Estados Unidos tras la victoria de Trump, esta podría
ser la serie definitiva sobre la verdadera América profunda. O sobre la vida a
secas. No trata de ser algo tan ambicioso (la grandeza de Rectify está en su
humildad para tratar los grandes temas del ser humano), pero uno se entiende y
atisba a conocerse un poco mejor a sí mismo tras terminar cada capítulo.
La que se fue: Banshee. Cómo la echamos de menos (ay, esa
pretenciosa Quarry).
La sobrevalorada (pero con causa): Westworld. Es pedante,
rebuscada y una engañifa continua. Está claramente por debajo de lo que se podría
esperar y, como con Mr. Robot y otros seriales que viven del artilugio
narrativo, la globalización de las redes le ha afectado demasiado (el
escrutinio enfermizo de cada capítulo nos destroza todas las posibles
sorpresas). Aunque me gusta. No tengo ni idea si el futuro enmendará esta
primera temporada como lo que parece que es, apenas un prólogo. Tampoco sé si
en esto soy objetivo porque con los western no admito discrepancias. Es ver un
monolito de Monument Valley y un uniforme yanqui y/o sudista y no me atengo a
razones. Si a eso sumamos el debate universal del libre albedrío y lo que
hacemos con él (si nos hundimos en la maldad o fracasamos en pretender la
bondad) que un androide siempre nos centra mejor que un humano, pues… no me
rindo con ella.
La sobrevalorada (sin causa): Catastrophe, Love, Divorce…
Cualquier comedieta (pero con ínfulas trascendentes) que vaya de relaciones
sentimentales envenenadas por la rutina. Ni su corta duración las salvan. Supongo
que me siento más identificado con un robot y no aguanto más histerias (me da igual
si de hombres o mujeres) de mediana edad con pátina de realismo sucio.
La sobrevalorada (no sé si con o sin causa: para mí, sin):
Braindead. Aparece ahora en muchas listas en lo que se me antoja un prurito de
algunos para darse pisto. No deja de ser una bobada de verano con un arranque
prometedor y una repetición en bucle de diez episodios. Hija de sus creadores, tenía
algunas de las cosas buenas de The Good Wife (el ritmo, los diálogos, su apego
a la actualidad, el casting, la música) pasadas por la túrmix de una gamberrada
sin más. Ni de lejos se merece estar en las mejores.
Atentos a: The Good Place, Veep, The Night
of, This is Us, 11/22/63, Halt and catch fire, American Crime y Game of Thrones. Un
batiburrillo final de recomendaciones sin demasiado poso (quizá algo más con
The Nigth Of, pero no engañemos a nadie: lo que apunta a una trascendencia brutal
en el piloto luego se va transformando en otra buena serie de juicios). No
pasarán a la historia, pero no te hacen perder el tiempo. Al revés: te hacen
pasar más que un buen rato si aceptas sus trampas (sobre todo, en el caso de la
lacrimógena y tramposilla This is Us). ¿Juego de Tronos reducida al cajón de sastre? Sí. Tampoco voy a descubrir nada de ella a estas alturas.
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