Obviamente, si yo comparo
cualquier serie a Justified (aunque sea mínimamente) es porque voy a hablar bien de ella.
No puede ser de otra forma.
Y Sneaky Pete es tan diferente en
muchos aspectos pero, al final, me deja una sensación similar a la que me
dejaba cada final de temporada de la protagonizada por Raylan Givens.
O sea: de haber pasado un gran rato.
Pero no nos adelantemos tanto:
vayamos por partes.
Sneaky Pete es una serie original
de Amazon estrenada en su conjunto (el piloto se lanzó mucho antes, como suele
hacer la plataforma) el 13 de enero. No voy a contar demasiado de su trama,
pero va de timadores profesionales, de un tipo que suplanta la personalidad de
un compañero de prisión cuando sale en libertad porque debe huir de un mafioso
al que debe dinero. Como creadores aparecen en un principio David Shore (el de House) y nada
menos que Bryan Cranston (me niego a poner entre paréntesis quién es Bryan
Cranston).
Es el primer papel de enjundia en
el medio de Cranston desde Breaking Bad (me negaba a ponerlo pero hay que
ponerlo para seguir hablando a partir de ahora). Eso es reclamo suficiente
junto a un reparto plagado de grandes nombres en papeles secundarios y no tan secundarios. Además, y
aquí llega el segundo punto de enlace con Justified (el primero es el propio reparto
coral, incluyendo algunos que repiten como la siempre enorme Martindale y el cínico Pitts), Graham Yost participa activamente
produciendo y escribiendo capítulos (y mucho más... pero eso lo explico más adelante).
Yost, al que perdonaremos la
tontuna de Falling Skies, es uno de los grandes nombres de las series. Otros
que se venden mejor se ganan los focos, pero Yost se ha labrado una carrera
firme: participó en Band of Brothers o The Pacific (eso ya debería encumbrarle
al Olimpo), pero es que luego hizo Justified. Y también es parte esencial en el
desarrollo de The Americans (el próximo gran clásico que la gente ensalzará sin
excusas baratas dentro de diez años). Y ahora, Sneaky Pete.
Que no nos engañe la trama ni,
por desgracia, el piloto. El primer capítulo es el peor de todos, hay que
avisar. Ocurren demasiadas cosas y se quieren cubrir todas las posibilidades.
Es un episodio que tenía que vender una idea y cualquier opción de idea por si
las moscas. Así que todo va a velocidad absurda (que dirían en aquella película)
e incluso introducen un inquietante caso por si aquello debía derivar en un
procedimental y un flashback sentimentaloide muy peligroso.
En todo este embrollo tiene mucho que ver la complicada génesis de la serie y explica sin duda por qué el piloto es un híbrido extraño y el resto un producto convincente. La serie fue encargada en primer lugar por la generalista CBS a finales de 2014 y la cadena canceló el proyecto tras no convencerle el piloto en primavera de 2015. Al final, Amazon la rescataría y estrenaría el primer episodio, rodando nuevas escenas, en agosto de ese año. Shore se cayó también del carro y fue entonces cuando Yost entró como showrunner y tomó los mandos para resucitar el espíritu de Justified.
Sneaky
Pete va de gente. De gente normal a la que la vida no deja de arrearle palos. De
gente mucho más inteligente de aquello a lo que la vida le ha condenado. De la
familia, la verdadera, la falsa y la que nos encontramos por el camino. De
tipos escurridizos y de juegos de cartas. De timos y trampantojos. De Bryan
Cranston (al que se le agradece que no quiera devorar su producto imponiendo su
magisterio por encima de lo que le pide el guión; es decir, dibuja un personaje
de cuerpo entero, con una serie de monólogos dispersos y un momento estelar, al
final del episodio cuarto que valdría para recomendar los diez capítulos… pero no es una serie en la que Cranston quiera
recordar al mundo que es uno de los grandes… ni falta que hace). Es una serie de gente
entrañable.
Porque, al fin y al cabo, eso es
lo que más la emparenta con Justified que otra cosa. No hay personaje, por
pequeño y mezquino que sea, que caiga mal; todos resultan simpáticos de un modo
u otro y con todos empatizamos en algún momento. Hasta Ribisi, con un personaje que se le hubiera ido de las manos a mucho, embrida al protagonista en los límites del cariño. Los diálogos, la dirección de
actores y el nivel de los intérpretes brillan aquí y allá. Eso, obviamente,
hace que apenas sobren escenas. En todo caso, faltan: echo de menos a Julia en
la segunda mitad y no traes a Alison Wright (pobre Martha, de The Americans), le
das una escena fantástica (cuando la vean la descubrirán) y la condenas a los márgenes
de la historia. Pero bueno: eso pasaba también con Justified, que nunca tenías
suficiente de nadie (excepto quizá de historias carcelarias).
Viendo los créditos de
guionistas, directores y casting (además de Yost) es lógico que se parezcan la
una y la otra. Son numerosos los que repiten y esperemos que continúen
vinculados a un proyecto en el que también se nota el buen rollo general tras las cámaras, la sensación de que se lo estaban pasando en grande mientras rodaban.
Con todo, Sneaky Pete está lejos
de ser perfecta (Justified no lo era, pero quizá por eso la queremos tanto
también). Tarda un poco en devolver el esfuerzo (los gajes de reconstruir un proyecto sobre la marcha... aunque nunca aburre, eso
es igualmente cierto)
y, como ocurre siempre con historias de timadores (más si cabe si nos metemos en
el proceloso mundo de las fianzas y deudas legales, ilegales y alegales), es
complicado seguir el ritmo de la jerigonza que usa el gremio. Desde luego, le queda un
mundo para confirmar su rango de heredera de Justified.
Pero oye… por algo se empieza.
Y que un sicario
indio lea el Mientras agonizo de Faulkner es otra razón (ésta, muy personal) para situarla, desde
ya, en las sorpresas de 2017.
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