Tenía un jefe que se ponía nervioso con los aniversarios. Quería sacar la noticia conmemorativa antes que nadie... como si un aniversario fuese noticioso o como si sacar la crónica del Día de la Constitución un 30 de noviembre fuera lo más periodístico del mundo.
En fin.
Que digo esto por que no voy a ser menos que El Corte Inglés o que los ayuntamientos, con las luces de Navidad en la calle. El fin de año ya está aquí, pese a que no estemos en diciembre, y aquí va la (mi) lista de las mejores series del año. Dudo que haya grandes sopresas en las elegidas; la polémica la avivará, en todo caso, el orden.
Eso sí, aclaro que no veo comedias y que los procedimentales apenas los toco, así que disculpadme ausencias por esos flancos. Tampoco espero ya nada de diciembre. En toco caso, The Affair es lo mejor del año en un catastrófico 2014 para Showtime (Homeland hace tiempo que se alejó de las listas, la segunda de Masters of Sex fue anodina, Penny Dreadful naufragó en su propia intensidad y acaso Ray Donovan fue de lo más potable), pero no creo que le alcance para meterse entre las mejores, a falta de tres episodios (de hecho, tengo un mal presentemiento sobre su resolución, pero si cambio de opinión, subsanaré mi error).
Si la lista fuera un poco más amplia, quizá entrasen Hannibal o The Americans.
Pero la lista es de nueve:
9) Justified
Si
la incluyo en la lista es porque no atiendo a razones con ella. Cada episodio
lo afronto como una fiesta donde me beberé una docena de diálogos sublimes. Si
la pongo al final de la lista es porque su quinta temporada fue algo floja.
Algo floja si hablamos de Justified, porque la flojera en esta serie aún la
sitúa por encima de la inmensa mayoría. Y con eso de que en breve arranca su temporada final... snif, snif...
8) The
Walking Dead
Hay
que reconocerle su capacidad para levantar polvaredas de comentarios y
adhesiones y hate watching y fanatismos y debates interminables. Sí, todo el
mundo tiene un pero para The Walking Dead. Pero admitamos que somos adictos aella. Por algo será (también deja capítulos formidables, claro).
Aquí estoy, en la famosa vía, en el perdido pueblo de Senoia, Georgia. |
7) Juego
de Tronos
Su
mejor temporada de largo. Por supuesto, era de esperar atendiendo a que
relataba el tramo de los libros con mayor chicha narrativa. Por supuesto, que
eso fuera así no significaba que lo fueran a hacer tan rematadamente bien
(cuanto mayores son las expectativas mayor puede ser el desengaño). Además,
cambian tramas (el duelo entre El Perro y Brienne) y adelantan otras (Bron y su
final de camino) para pulir el conjunto. La serie ha alcanzado un nivel de
calidad sobresaliente. Y ahora me matáis unos pocos: me gusta más la serie que
los libros (o será que el cuarto y el quinto libro son taaaaaaaan flojos que…).
6) The Leftovers
Es
lo contrario a The Good Wife (ver quinto puesto). Hay palabrotas, desnudos y violencia gratuita. Hay pretensiones que estomagan al más
cultureta (me niego a usar lo de hispter). Es triste y manipuladora como el anuncio
más impactante de la DGT. Es pornografía sentimental (en acepción acuñada por Juan
Bonilla para esto). Pero pocas me han revuelto el cerebro como ella.
5)The Good Wife
La
quinta posición para la quinta temporada de la única serie en una network que
le da patadas en la boca al 99% de las series de cable. Algún día, dentro de
diez años, se hablará de esta temporada de The Good Wife como la perfección en
una serie donde no caben palabrotas, desnudos, violencia ni efectismos existencialistas. Donde lo simple es complejo. Donde todo es grande.
4) True
Detective
La
sensación del año pierde consistencia desde la distancia. La perspectiva le
sienta regular y su poso se difumina. Quizá su problema es que se construyó con
la idea de epatar e impactar en el mercado cultural como pocas producciones
televisivas lo han intentado. Lo ha hecho. ¿Lo hará? Es buena: era la mejor a mediados de año. A
finales, se cae a la cuarta posición (pero porque hay tres mejores, no porque no sea una serie enorme).
3) Rectify
Lo
tenía fácil en su primera temporada: esa pinta indie, ese ritmo pausado que
baila tan peligrosamente entre la pedantería y la firmeza narrativa, ese
protagonista atormentado, ese Sur áspero, rancio, soterradamente violento (o no tan soterrado).
Rectify deslumbró con seis capítulos perfectos sobre la vida (o algo así) de un
preso que sale del corredor de la muerte. ¿Serían capaces de mantener el nivel
diez episodios más? No: lo mejoraron. Y demostraron que quieren a todos sus
personajes, que los maniqueísmos de malos muy malos y buenos muy buenos (o malos
y buenos a secas) no tienen cabida en esta serie. Demoledora por honesta. Aquí, Alberto Nahum lo explica mejor.
2) Boardwalk Empire
Una
debilidad a la que algún día se le reconocerá su grandeza. Hasta entonces, voy
a echarla mucho de menos. Muchísimo.
1) Fargo
La
gran serie del año. Todo lo que apuntaba aquí se multiplicó por diez a mejor
una vez que llegó a su final. Soy especialmente agradecido para los casos de
los que espero muy poco y me dan tanto. Y esperaba muy poco de Fargo, revisión
de la mejor (o entre las mejores) película de los hermanos Coen y en un momento
en el que hace muchos años que los hermanos Coen me dan una pereza abisal.
Si
el éxito de una serie depende de su capacidad para crear un tono propio en un
mundo personal, Fargo lo alcanza sin aspavientos ni pretensiones filosóficas
(ver True Detective). Dirección,
producción, reparto, música, guión: historia. Un golpe maestro con un encanto homicida.
El anorak naranja ganó al Rey Amarillo.