Hace diez años, cuando puse punto y final a 'Una historia pop' (lo de 'aventura' vino luego por sugerencia editorial) creía que ahí acababan las aventuras de Carmen, Ricardito y Freddy. Allí se quedaban, en la playa gaditana donde crecí, la Playa de la Torre del Puerco, desangrándose o quizá muriéndose después de una batalla imposible. Lo del epílogo aclarando un poco las cosas también vino mucho después. Durante mucho tiempo, el final fue el final. Pasarían muchos años de espera, de incertidumbre, de rechazos, de silencios, de fracasos.
Entre unos y otros, en septiembre de 2009, me vino a la cabeza un primer fogonazo de posible continuación. Fue en Monument Valley, no en las praderas de los monolitos famosos de las películas de John Ford, sino en un valle apartado, a la espalda de los turistas: por un momento, vi a los tres cabalgando a toda prisa porque les perseguían montañas que cobraban vida. O algo por el estilo.
Pero
llegó 2010 y luego 2011, cuando la vida me dejó poco resquicio a la
ficción y el poco aire que me quedaba lo volqué en 'Runaway' y su
huida hacia delante. Poco a poco, Carmen, Ricardito y Freddy caían
en el peor de los olvidos, que es el olvido de quien los creó. Nadie
los quería, a nadie les interesaban. 2012 también pasó y, con él,
el bicentenario definitivo de los hechos que sirven de escenario a la
novela (aunque, en puridad, los hechos sucedían en 1811).
Cuatro
años después de poner el punto y final, y con otra novela más
reciente entre manos, era el momento de pasar página. Había quien
me decía que aquella novela era distinta, la de Pop, digo. Dani,
Nuria, Ana... aquellos que la leyeron en folios impresos en casa y
sobre los que agotaba cartuchos de tóner porque me empañaba en
imprimir los ejemplares en color, con los protagonistas, cada vez que
se les nombraba, en una tonalidad distinta: Carmen en rojo, Ricardito
en azul y Freddy en naranja; aquellos que se resistían a dejar morir
aquello.
Por
ellos (bueno, y porque soy un poco cabezón) incluso la llegué a
subir a Amazon. La compraron unos cuantos amigos, quizá algunos
leáis esto. Y con eso sí que pensé que ahí se terminaba su
periplo. Fue entonces, como en una peli mala, cuando ya no esperas
nada, que oí a un amigo que me contaba que un amigo de un amigo
estaba montando una editorial a la que había enviado una novela que
había escrito y que aceptaba manuscritos. Que publicaba solo en
digital.
Esta foto me la enviaron este mismo domingo desde Cádiz una amiga lectora. |
Bueno: después de solo recibir calladas por respuesta saber
que había alguien que al menos abriría mi correo ya es algo. Es
como lo de mandar currículms sin que haya nadie al otro lado. Y les
escribí, adjuntándoles 'Runaway', que era lo último que había
terminado y mi apuesta del momento. En el último segundo, añadí
'Una historia pop'. Porque adjuntar documentos era gratis (si hubiera
tenido que enviarla por correo postal jamás me habría gastado otros
30 euros en imprimirla y encuadernarla de nuevo para nada). La
editorial era Lapsus Calami y el contacto Jorge Vales.
Hoy,
ambos nombres puedan sonar a malditos. Y sin “el pueden sonar”.
Obviamente, yo les debo el comienzo de lo que pueda ser (de lo poco
que pueda ser en este mundo editorial) a los Jorge Vales y Lapsus
Calami de 2013 y de 2014. También a Carlos Bravo (lector cero y
entusiasta), José Miguel Campos (responsable de redes y no menos
entusiasta promotor de la obra) o Jean (correctora y tampoco menos
entusiasta de la novela).
Primavera
de 2013. Jorge me llama y me dice que me publica la novela. Esa
llamada que todo aspirante a escritor sueña con recibir, me llega
cinco años después de haberla escrito, casi 20 años después de
haber escrito y terminado mi primera novela, allá por los primeros
años de facultad. Yo creo que se refiere a 'Runaway' y dice que no,
que no. Que habla de Pop. Que le gusta tanto que ha decidido editar
en papel mi novela y la de aquel amigo que me habló de él. Que se
pone en marcha todo. Y ocurre. Y el 9 de noviembre de 2013, día
festivo por la Almudena en Madrid (lo destaco porque la primera
novela de juventud que terminé, la de 1993-1994, arranca justo un
día de la Almudena) cojo un autobús en Moncloa y subo a
Torrelodones, donde vivía Jorge, y en un bar del centro, junto a
Jean y Jorge, recibo mi primer ejemplar. Como no sé lo que es tener
un hijo puede resultar algo frívolo hablar del orgullo y la
felicidad con la que bajé, libro en el regazo, hojeándolo ansioso,
a Madrid esa noche, en el último autobús de la noche, en la
madrugada ya del día siguiente.
Hago
aquí una elipsis hasta el año 2015 porque solo quiero hablar de
cosas bonitas. Y momento bonito donde los haya es cuando en aquellos
meses me crucé con Carmen Moreno. Poco a poco, de casualidad, de
pasada, en una presentación o en otra.
El escenario del asedio a Nueva Orleans. |
A mediados de ese 2015 ya
había terminado 'Un horizonte rock' (nombre original de 'La Dama
Blanca del Mississippi'), una vez que Jorge me había pedido que
continuase con la historia y yo, después de pasar por Nueva Orleans
en el verano de 2014, decidiera que había una historia en ese otro
asedio tan parecido a una ciudad que tanto se me parece a Cádiz como
Nueva Orleans.
Jorge estaba tan encantado que hasta me obligó a
abrirme una cuenta de skype (nunca la he llegado a usar y no sé ni cómo quitarla del escritorio) para hacer una presentación desde la
ciudad americana en mi viaje de julio de 2015. Una de sus ideas. La
última. ‘Un Horizonte Rock’ no se publicó a tiempo para julio.
Ni para agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre…
Jorge
desaparece de escena y aparece Carmen, que andaba ya lanzando desde
hacía meses su propia editorial. Por supuesto que quiere ‘Un
horizonte rock, pero tiene que hacer hueco en la programación. Por
supuesto. Si esperé 20 años por Pop, qué más dan ya unos meses
más.
Pasa
2016.
Llega
2017 y en abril, ese otro mes donde tantas cosas (me) ocurren se
publica ‘La Dama Blanca del Mississippi’. La historia desde esos
días ya es algo más conocida porque he dado la brasa
convenientemente en este blog y en las redes.
Esto
era una historia de orígenes y de reconocimiento a quien sigue
creyendo en todo ello. Hagan caso a Carmen y pasen por su tienda, la
digital https://www.cazadorderatas.com/
o la física, Librería La Ratonera, en Cadi, Cadi.
Para
celebrar que, tras Pop y Rock, el círculo se cierra con un Blues (o empieza de nuevo, o yo qué sé), os
dejo la que podría haber sido la banda sonora de la criatura de
haber elegido el mismo modelo de sus dos hermanas mayores en lugar de
rendirme a la poesía.
Disfruten,
al menos, de la música. Y lean. No a mí, necesariamente.
Pero lean.
Primer verso: ‘You only live once’, de The Strokes
Segundo verso: ‘Machine gun’, de Portishead
Tercer verso: Common People, de Pulp
Cuarto verso: ‘Behind blue eyes’, de The Who
Quinto verso: ‘Crown of love’, de Arcade Fire
Sexto verso: ‘Amie’, de Damien Rice
Séptimo verso: ‘The man who sold the world’, de David Bowie
Octavo verso: ‘Ring of fire’, de Johnny Cash
Noveno verso: ‘Crystalised’, The XX
Décimo verso: ‘California stars’, de Billy Bragg & Wilco
Undécimo verso: ‘Gotta get away’, de The Black Keys
Verso suelto: 'Yankee bayonet', de The Decemberists