viernes, 13 de septiembre de 2024

La campaña, según carteles, pickups y desayunos

 


Sabes que has entrado en territorio republicano (ahora de Trump) cuando: 

-Ves carteles a pie de carretera de amor a Dios (en la guerra de las señales gigantes, como si fuera el de un McDonalds, junto a interestatales o carriles perdidos de la mano de ese mismo dios, los demócratas no entran mucho... o nada). 

-El porcentaje de pick-ups iguala o supera al de coches normales.

-Ves más carteles todavía de defensa de la vida, con bebés y estadísticas que varían mucho sobre cuándo late un corazón.


-Los límites de velocidad son mayores en cualquier tipo de vía.

-Este año he visto carteles igual de intensos sobre "proteger nuestras armas" y las consecuencias del fentanilo.

-Hay muchas granjas.

-El porcentaje de hombres que usa a gorra tiende al 80%. 

-Un 5% usa sombrero vaquero. 

-En el dinner familiar de toda la vida de un pueblo perdido, los parroquianos usan camisetas del tenor de "Si te molesta mi patriotismo a mí me molestas tú". 

-Los parroquianos usan mucha ropa imitando al camuflaje.

-La gasolina es más barata. 

-La renta media, más baja.

-En las carreteras solitarias, los conductores te saludan al cruzarse contigo (en los estados azules hay menos carreteras tan solitarias).

-Los carteles de 'Propiedad privada' son bastante más grandes y amenazantes. 

-Y lo más importante de todo (por poner un toque de humor): los desayunos son inmensamente mejores (será que no usan las mascotas del vecindario).


Todo lo anterior no tiene ningún criterio científico: solo miles de kilómetros a través de cada estado durante diez años. Tampoco considero que sea mejor o peor que haya más granjas o cualquier otro asunto. Tendrá que haber granjas para ponerle tanto queso y carne a las hamburguesas.

Ahora bien, ¿se nota en el ambiente la campaña? En la última, la de 2020, no estuve en USA por razones obvias. En 2016, no me acuerdo, de ser honesto, si bien aquella ruta se movió por la costa este más demócrata posible. Era raro ver algo de Trump en las zonas por las que estuve (de Boston a Maine por casi toda Nueva Inglaterra), la verdad. 

Aunque he ido a mirar las fotos de entonces y mirad lo que he encontrado (es junto a la biblioteca de Boston, en pleno centro):


Lo que son las cosas: el hombre acertó. 

En fin, que ya me estoy desviando. Sí, hay mayor exhibición política de lo habitual, teniendo en cuenta que es muy común aquí que en cualquier jardín se luzcan carteles de apoyo a su político preferido en cualquier momento del ciclo electoral y, cuando no hay a instituciones nacionales, se vota para el sheriff, por ejemplo. Es una de las cosas que más sorprenden: pasear por las zonas residenciales y ver el cartel del candidato a gobernador demócrata junto a un triciclo rosa tirado sobre el césped. 

-Ashley, te he dicho mil veces que no dejes el triciclo en el exterior. 



En fin: Chicago. 

Chicago es territorio azul de siempre. Si le sumamos que Obama emergió allí, no se hable más. Aunque para colmo, como dos semanas antes de estar yo se celebró la convención demócrata en sus calles. Todavía quedan carteles de todo tipo, bien de cobertura informativa, bien de servicios municipales. Como que les da penita quitarlo todo. 

Excepto en este caso, un claro ejemplo de guerrilla política de primer día de clase: 




De estas banderolas en distintas farolas quedarán en todo el área céntrica como unas veinte. Pues bien: seis están en los 50 metros frente a la entrada del hotel gigantesco de Trump en el corazón de Chicago. Ese misma torre que, al otro lado, luce un enorme Trump en el que es el rincón más parecido a la Puerta del Sol en la ciudad en cuanto a trasiego de turistas y gente de todo tipo, donde arranca la Magnificent Mile sobre el río Chicago. 

Sin otras noticias de Trump. Noticias políticas, quiero decir. 

Vayamos a la siguiente gran parada (recordando aquel señor de 80 años que en el concierto de Nelson y Dylan lucía una gorra de apoyo a Trump y al que las invectivas políticas de Mellencamp le forzaron a poner cara amable de psicópata que te toma la matrícula para luego): Minneapolis, otro campamento base demócrata, ya que Tim Walz (el candidato a vicepresidente de Kamala Harris) ha sido gobernador allí durante seis mandatos pese a que solo una vez antes desde 1890 había sido elegido un demócrata para ello). 


Aquí los cuidados jardines de los barrios más prósperos (que es donde estuve) se llenan de Harris y Walz. 

Tampoco sin noticias de Trump.

Para ello, había que entrar en Dakota del Norte, Montana, Wyoming y Nebraska, todos ellos republicanos desde los tiempos de Kennedy al menos; excepto Montana, que pasó al rojo en 1996 y no se ha bajado de ahí. 



Dios, armas y Trump. 

Ya lo dicen desde este jardín:


Mañana bajaremos la intensidad política con el repaso gastronómico (y seguramente último post). 

 

2 comentarios:

  1. Tendrá que haber granjas para ponerle tanto queso y carne a las hamburguesas. 😂😂😂😂

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